Falté tres días al trabajo… y me indemnizaron

Te prometo que no todos los días me encuentro con casos así. Falté tres días al trabajo… y me indemnizaron. Y no, no es una frase para llamar tu atención: es lo que realmente pasó en esta historia. Podría haber sido cualquier persona que conoces. Si solo lees el título, parece la típica historia de alguien que “se escaquea” y encima saca dinero. Pero te aseguro que lo que había detrás era mucho más complejo, más humano y con más matices de lo que imaginas.

Te lo voy a contar paso a paso, porque creo que este caso enseña muchísimo sobre cómo funciona el derecho laboral en España, sobre la importancia de la salud mental en el trabajo y sobre por qué no hay que rendirse cuando la empresa decide echarte.


Cuando la baja médica no lo soluciona todo

Imagina que tienes un accidente laboral. Te dan la baja. Pasan los días y físicamente vas mejorando, pero mentalmente no tanto. En este caso, el trabajador ya tenía antecedentes psiquiátricos, lo cual, en principio, no tendría que ser un problema. El problema fue que el 16 de noviembre de 2023, la mutua le dio el alta porque, según ellos, sus lesiones físicas ya estaban curadas.

“Perfecto, ya puedes reincorporarte”, le dijeron. Pero cualquiera que haya pasado por algo así sabe que no siempre se está listo para volver al trabajo. La mente no se recupera al mismo ritmo que el cuerpo.

Ese mismo día, la psicóloga de la mutua le recomendó ir urgentemente a su médico de cabecera para valorar su estado. Y cuatro días después, el 20 de noviembre, este médico le dio una nueva baja, esta vez por problemas psicológicos derivados de lo que estaba viviendo. Entre el alta de la mutua y esa nueva baja había tres días (17, 18 y 19 de noviembre) en los que no fue a trabajar.

Y ahí empezó todo.


La reacción de la empresa: manual en mano

La empresa hizo lo que marca la ley: tres ausencias injustificadas en un mes = falta muy grave. Y en su convenio de hostelería, la sanción máxima para una falta muy grave puede ser el despido disciplinario.

Para colmo, el día 18 el trabajador pasó por la empresa para recoger unas cosas y, cuando el encargado le preguntó si estaba de alta, dijo que no… cuando sí lo estaba. Eso encendió todas las alarmas: para ellos, era engaño.

Hasta aquí, parecía que la empresa tenía todas las de ganar. Pero el derecho laboral no es tan simple como aplicar un reglamento. Siempre hay que mirar el contexto.


La teoría gradualista: la ley también tiene sentido común

En el mundo laboral existe algo que llamamos teoría gradualista. En palabras simples: no todos los incumplimientos se castigan igual, y hay que tener en cuenta las circunstancias de cada caso.

El tribunal revisó todo: el historial del trabajador, sus problemas médicos, las fechas, los informes, e incluso cómo se produjo la ausencia. Y llegó a la conclusión de que, aunque no fue al trabajo esos tres días sin baja médica formal, sí estaba enfermo. Y no de algo que aparezca de repente. Los problemas mentales se ven venir y, en este caso, venían de antes.

El juez fue claro: despedirlo por eso era desproporcionado.


El historial del trabajador: un punto clave

Siguiendo con la historia de Falté tres días al trabajo… y me indemnizaron, te cuento que este hombre llevaba en la empresa desde febrero de 2022. Nunca había recibido una sanción. Durante sus prácticas, antes de tener el contrato fijo, lo evaluaron con sobresaliente. No era un trabajador problemático. Y eso, en un juicio, importa. Mucho.

Piénsalo: si eres un trabajador serio y un día tienes un problema, el juez lo valora de otra manera. No es lo mismo que si ya tienes un historial de ausencias, sanciones y conflictos.


La mentira… y por qué no fue decisiva

La parte más delicada era la mentira al encargado. ¿Fue un error? Sí. ¿Podría haberle costado el caso? También. Pero el tribunal entendió que, aunque no estuvo bien, no pesaba más que toda la situación médica y personal que había detrás.

Esto no quiere decir que puedas mentir en el trabajo y “no pasa nada”. Lo que pasó aquí es que las pruebas médicas, el historial y la situación fueron más determinantes que esa mentira puntual.


El veredicto: despido improcedente

El tribunal declaró que el despido era improcedente. Y eso significa que la empresa tuvo que pagarle una indemnización.

¿Por qué? Porque el despido es la sanción más dura que existe en el trabajo y solo se justifica en incumplimientos graves y culpables. Aquí, aunque el incumplimiento existió, la culpabilidad no era tan clara y la gravedad, vista en conjunto, no merecía ese castigo.

Así que sí: faltó tres días al trabajo… y le indemnizaron.


Lecciones que deja el caso faltó tres días al trabajo…y le indemnizaron

Este no es solo un caso curioso, es una lección para cualquier trabajador:

  • Documenta todo: si te encuentras mal, aunque sea solo un día, ve al médico y pide un parte de baja o un justificante.

  • Tu reputación laboral cuenta: ser responsable y cumplidor no solo te da tranquilidad, también te protege.

  • No mientas: aquí no fue determinante, pero en otro caso podría costarte el juicio.

  • Busca asesoramiento rápido: en despidos tienes 20 días hábiles para demandar. No te duermas.


El voto particular: el otro lado

No todos los jueces pensaron igual. Uno de ellos consideró que el despido era correcto, porque las ausencias no estaban justificadas y la mentira agravaba la situación. Esto demuestra que, en laboral, los casos no siempre están claros y cualquier detalle puede cambiarlo todo.


Y si te pasa a ti…

Si mañana te ves en una situación parecida, que no te paralice el miedo. Tienes opciones. Pero lo más importante es actuar rápido. El plazo para impugnar un despido es de 20 días hábiles, y cada día que pasa, pierdes margen para defenderte.

En nuestro despacho lo tenemos muy claro: solo cobramos si ganamos. Esto significa que no tendrás que pagar nada por adelantado. Nuestro trabajo se remunera con un porcentaje de la indemnización o mejora que consigamos para ti. Así, nuestro interés y el tuyo siempre son el mismo: ganar.

Y no lo digo por decir: cuando asumimos un caso, lo preparamos como si fuera único, porque lo es. Cada despido tiene una historia detrás, y contarla bien, con pruebas y argumentos, puede marcar la diferencia entre irte con las manos vacías o con una compensación justa.

Nos ocupamos de todo: negociaciones, papeleo, juicios… y, sobre todo, de que sientas que no estás solo en uno de los momentos más duros de tu vida laboral.

Conoce AcomisionAbogados

Solo cobramos si ganamos. Expertos en Despidos e Incapacidad desde 1981.

Roberto Hernández

Roberto Hernández

Director de AcomisiónAbogados

Este artículo ha sido redactado por el director de nuestra firma Roberto Hernández.